lala

viernes, 13 de mayo de 2011

Otro día normal...

Algo me falta y puedo sentirlo. Puedo palparlo con mis pensamientos y hasta a veces con mis manos. Y no se que hacer conmigo. Me siento un caso perdido y no es para nada metafórico. Me estoy perdiendo y dentro de mí ya no siento ganas de ser. Quiero decir que esta todo bien, que yo lo estoy, que no me duele el alma como lo hace,que no me  odio un poco más cada día, quiero mentirme y no enterarme. Me siento suspendida en el aire, como si me hubieran sacado el oxigeno que por lo menos antes sentía que merecía, como si me hubiesen borrado la sonrisa de a cara para siempre. Me duele todo y con una intensidad que nunca antes había conocido en mí. Quiero saber que es exactamente pero no encuentro la falla, no encuentro el error.No se que esta pasando...Me siento tan sola. Me encierro en mi habitación a subir el volumen de la música en la computadora, cerrar la puerta para simular que estaba dentro y luego, fui al baño a desgarrarme la garganta con fuerzas, con odio, con nostalgia, con llanto de por medio, con dolor, con mis palabras que gritan sin decir que les pasa, nadie las entiende.Gritando, me vacíe el alma despedazada, el estomago, los huesos, los ojos que estaban ya rojos y llorosos, todo. Es como si supiera que me hundo y me callara para que nadie me salve. Es ese eterno silencio que habla por si solo, ese silencio que me lo dice todo a mí y que a los otros, sólo les habla con sonrisas. Me sorprendí después de unos días de haber dejado ese mal hábito, repitiéndolo como una necesitada del dolor. Ese vicio que me intoxicaba dejándome sin más que esa impotencia en el cuerpo y ese gusto amargo de mezcla entre sabores. Volvió a mi cuerpo esa repulsiva constancia que me lleva a hacer lo que me hace mal. Fue como uno de esos días en los que te sientes más muerta que viva. Te sientes más sola que nunca, dejada de lado, ignorada. Así me siento yo por lo menos. Sentí que no era nadie, me sentí perdida en las calles que me dejaban pasos atrás. Y escuchando música, quise llorar…Si no basta con esta opresión en el pecho, me culpo por todo esto que siento. En estos momentos, tengo unas ganas de dejar de ser más fuertes que las esperanzas que tengo de resurgir de mis cenizas. Porque a pesar de mis esfuerzos por intentar e intentar estar bien o por lo menos no del todo mal, siempre termino llorando en la cama en el insomnio de turno. Espero que mis fuerzas no se agoten. No quiero agotarme porque, algo dentro de mí dice que tengo que ser fuerte aunque me cueste más de lo planeado.

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